Transcripción:
"Como un resabio heredado de los viejos tiempos, perpetúase la costumbre, entre los pobladores de la campiña del Norte argentino, de rendir culto a Pacha Mama, en determinadas épocas del año.
Este "Genius Loci" tiene sus altares y para ser admitido a las ceremonias que en su honor se realizan, es indispensable despojarse del cuello y la corbata que huele a pueblero, y por consiguiente a herejía.
Este "Genius Loci" tiene sus altares y para ser admitido a las ceremonias que en su honor se realizan, es indispensable despojarse del cuello y la corbata que huele a pueblero, y por consiguiente a herejía.
Pacha Mama es el nombre de una divinidad sumamente poderosa, cuya traducción al castellano es así: Pacha (Tierra), Mama (Madre). Otros afirman que significa Santa Tierra.
En los valles de la provincia de Salta, los paisanos versados en quichúa, la traducen así: Pacha (Cerro o cerros); Mama (Madre), o sea Madre de los Cerros o del Cerro.
Por haber aprendido el quichúa en la infancia, pude comprobar que en los departamentos de Ambato, Ancaste y Tinogasta (Provincia de Catamarca), se le da también este último significado, y creen que la Pacha Mama es una mujer anciana, pero hermosa.
El hombre que en sus correrías por los montes, llega a verla, queda prendado de ella y ya no quiere salir de los cerros.
El americanista Lafone y Quevedo sostiene "que el culto de la Pacha Mama, fálico como es, simboliza la fe en la fuerza reproductiva de la tierra, ideada como en el seno de la mujer".
Por lo tanto, tratándose de la Madre Tierra, los hombres que se dedican a las tareas rurales, cometerían una bobería no propiciándole algo que pudiera serle grato, desde el momento que de ella depende el éxito y rendimiento de las cosechas y la multiplicación del ganado.
Algunas ceremonias propiciatorias, van cayendo en desuso al influjo de la acción educadora de la escuela y enseñanza religiosa. Pero otras, los paisanos las conservan rigurosamente en su belleza primitiva."
En los valles de la provincia de Salta, los paisanos versados en quichúa, la traducen así: Pacha (Cerro o cerros); Mama (Madre), o sea Madre de los Cerros o del Cerro.
Por haber aprendido el quichúa en la infancia, pude comprobar que en los departamentos de Ambato, Ancaste y Tinogasta (Provincia de Catamarca), se le da también este último significado, y creen que la Pacha Mama es una mujer anciana, pero hermosa.
El hombre que en sus correrías por los montes, llega a verla, queda prendado de ella y ya no quiere salir de los cerros.
El americanista Lafone y Quevedo sostiene "que el culto de la Pacha Mama, fálico como es, simboliza la fe en la fuerza reproductiva de la tierra, ideada como en el seno de la mujer".
Por lo tanto, tratándose de la Madre Tierra, los hombres que se dedican a las tareas rurales, cometerían una bobería no propiciándole algo que pudiera serle grato, desde el momento que de ella depende el éxito y rendimiento de las cosechas y la multiplicación del ganado.
Algunas ceremonias propiciatorias, van cayendo en desuso al influjo de la acción educadora de la escuela y enseñanza religiosa. Pero otras, los paisanos las conservan rigurosamente en su belleza primitiva."
Rojas describe cuatro ceremonias: La Apacheta (pequeños túmulos de piedra para ofrendas); La Kacha Kuna (costumbre calchaquí de reunirse en torno a un pequeño pozo para agradecer a la Pacha Mama antes de la caza); La Cachapaya (otra ofrenda a la Pacha Mama que consiste en un baile que se realiza al aire libre en la víspera de emprender un viaje) y La Minga (Ceremonia que se realiza en la época de la recolección y siembra del trigo donde el propietario pide ayuda a los vecinos para que lo ayuden a levantar y emparvar la cosecha).
