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Museo Casa de Ricardo Rojas - Instituto de Investigaciones

Los sonidos como construcción de la memoria colectiva

¿Qué hicimos con el planeta? ¿Qué hicimos y hacemos con el medio ambiente? ¿Respetamos el paisaje? Son preguntas que nos llevan a re-pensar nuestro posicionamiento respecto a la diversidad

“El sonido es una grafía del recuerdo emocional”

Rodrigo Zúñiga

        Durante este tiempo estuvimos pensando en cómo re-armarnos, pensando la mejor manera de seguir trabajando con ética y compromiso y sin dejar de lado la problemática actual. Hoy, ya iniciando mayo, con los tiempos lentificados… laxos, con puntos suspensivos… nos abrimos a la comunidad para poder compartir saberes y sentires. 

        Desde el área de Museología y Comunidades nos interesan las voces disidentes, las voces y experiencias de aquellos/as que conocemos y también de los/as que no conocemos, y que tal vez no legitiman su voz en el museo… ese es nuestro desafío. 

        Pensando en el medio ambiente, en la biodiversidad, hoy nos ocupa el tema de la enfermedad, del síntoma, del dolor, del miedo… entonces nuestra inmediata reacción es preguntarnos… ¿Qué hicimos con el planeta? ¿Qué hicimos y hacemos con el medio ambiente? ¿Respetamos el paisaje? Son preguntas que nos llevan a re-pensar nuestro posicionamiento respecto a la diversidad. 

        Nuestra Casa Museo ─la idea de casa adquiere hoy otro significado─ se encuentra en silencio… un silencio que pretende atenuar los efectos del virus. Pero nosotros, que no somos personal de salud, nos ocuparemos de reflexionar sobre los conceptos de la tierra, de la agricultura; sobre la íntima relación que tenían y tienen determinadas comunidades americanas con la tierra y su ambiente. Respetando, pero por sobre todo, conociendo la biodiversidad en la que están inmersos. 

        Ricardo Rojas promovió y trabajó incansablemente para instalar el concepto de América unida, la tierra es distinta pero el cielo es igual” decía. Eurindia es la fusión intercultural y amalgamada de la construcción de la identidad americana ─con todo lo que ello significa, elementos europeos y elementos americanos─. Y dentro de ese pensarse americano nos identifican sonidos y silencios, entre otras muchas cosas. Rojas destacó nuestra música folclórica como bastión identitario de esta América, sonidos de la selva, sonidos de tierra adentro.  

        Hablar de medio ambiente en este contexto es interpelar diversos abordajes, uno de ellos es comprender que el sonido y el silencio también están ligados a un contexto sociocultural. Desde los sonidos y silencios también construimos Identidad y participamos de la construcción de la memoria colectiva, aunque a simple vista parezca que no tiene que ver con la cultura y sí con la biología. 

        Queremos introducir un interesante concepto, el de “paisaje sonoro” o ecología acústica. Un ambientalista canadiense llamado Murray Schafer ─también fue músico y compositor─ pensó este concepto a partir de dos ideas: el sonido y el paisaje. Este universo sonoro que señala Shafer se aplica a los entornos rurales, a los urbanos y a la construcción musical que produce el humano.  “Un paisaje sonoro consiste en eventos escuchados y no en objetos vistos”… dice el ambientalista, ─evento entendido como intervención cultural─ y hace referencia especialmente a las habilidades de escucha que tenemos aquellas personas que gozamos plenamente de la función del oído. Estas habilidades tienen que ver con poder escuchar y agudizar este sentido respecto a los sonidos de la naturaleza y el entorno.

        Si pensamos en un ambiente rural podemos encontrar sonidos de arroyos, de animales de granja, pájaros, sonidos de algún motor de tractores, etc. En cambio si pensamos en un ambiente urbano nos encontramos con sonidos o ruidos de bocinas, transportes, maquinarias que arreglan la calle, conversaciones distantes de personas, etc. 

         Entonces… ¿qué sonidos y silencios ganamos o perdemos en esta cuarentena? ¿Cuales de ellos nos dejan una huella imborrable en nuestra historia identitaria? ¿y cuáles nuevas formas de ecología acústica comienzan a adherirse a nuestra nueva vida?

        ¿Qué nos pasó en el museo? Pájaros cantando, limpieza del aire que se escucha, ladridos con diferentes intenciones, ausencia o disminución de ruidos de motores, puertas y pasillos que se silenciaron, agua de la fuente que con su son nos mece, las risas y palabras alborotadas de los/as niños/as que visitan el museo, las sabias palabras y experiencias compartidas que nos transmiten y comparten nuestros adultos mayores… así un sinfín de sonidos y silencios que constituyen nuestra identidad. 

Para finalizar, nos quedamos con estos pensamientos que nos ayudan a seguir tendiendo puentes: 

“La recuperación de los sonidos silenciados forman parte de iniciativas por la recuperación de la memoria histórica.”

“La palabra poética se anuncia sonando.”

El sonido forma comunidades, une cuerpos que no necesariamente se buscan y, los obliga a la proximidad física.”